lunes, 6 de diciembre de 2010

El Dorado


Los orígenes de El Dorado, la legendaria ciudad con las calles pavimentadas de oro, yacen profundamente en Suramérica. Y como todas las leyendas duraderas, la historia de El Dorado contiene trazos de verdad.

 

Cuando los exploradores españoles llegaron Suramérica a principios del siglo XVI, oyeron historias sobre una tribu de nativos ( los Muiscas) que vivían en lo alto de las montañas de los Andes, en lo que ahora es Colombia.
Cuando un nuevo jefe (cacique) llegaba al poder, su gobierno empezaba con una ceremonia en el Lago Guatavita. El nuevo caudillo, era cubierto con polvo de oro y se lanzaban piedras preciosas al lago para apaciguar a un dios que vivía bajo el agua.


Soplaban polvo de oro sobre la piel untada de trementina



Los españoles empezaron a llamar a éste jefe "El Dorado". Éste rito de iniciación del "indio dorado"  dejó de celebrarse a finales del siglo XV, cuando los Muiscas fueron conquistados por otra tribu.
Pero los españoles encontraron tanto oro a lo largo de la costa norte del continente que creyeron que tenía que haber un lugar con grandes riquezas en el interior.


Orfebrería muisca que representa la ceremonia de El Dorado



Nunca encontraron El Dorado, pero hallaron el lago Guatavita e intentaron dragarlo en 1545. Rebajaron el nivel del agua lo suficiente para encontrar cientos de piezas de oro. Pero el fabuloso tesoro de las profundidades estaba fuera de su alcance. 



Laguna de Guatavita

Entonces, ¿dónde está la mítica ciudad?. En su poema de 1849 "El Dorado", Edgar Allan Poe ofrece un misteriosa y elocuente sugerencia: 
"Más allá de los montañas de la luna, por el Valle de la Sombra cavalga, valientemente cabalga... si buscas El Dorado".



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