No se podría decir que la mujer es fea, en realidad es ...guapetona. Pero es una belleza rara, extrañamente fascinante: una proporción absolutamente simétrica de su cara, dotada de unos soberbios pómulos situados a cada lado de su naricita de botón y unos dientes perfectamente tallados anclados a una poderosa mandíbula...sí, es un punto inquietante. Y esa mirada de loca seductriz... Pocos rostros denotan tanta personalidad como el suyo y nunca una osamenta facial reclamó tanto`sex appeal´.
No podía con esa dotación fisionómica menos que interpretar a malas, malísimas y malotas, véanse sus inolvidables papeles de Milady en Los tres mosqueteros, de Joan Crawford en Queridísima mamá o de Bonnie Parker en Bonnie and Clyde.
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Milady en Los tres mosqueteros de Richard Lester (1973)
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La implacable Joan Crawford en Queridísima mamá de Frank Perry (1981) |
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Bonnie Parker según Hollywood y Arthur Penn (1967) |
Merece por tanto figurar en el Olimpo de las más pérfidas del celuloide, a pesar de su memorable interpretación de la sufrida Evelyn en la Chinatown de Polanski.
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Evelyn Mulwray en Chinatown (1974) |
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Phi Dunaway o la divina proporción. |
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