sábado, 12 de marzo de 2011

Shambala

 
   En los antiguos mitos budistas aparece un paraíso perdido, Chang Shambala, situado en algún lugar más allá del Tíbet, perdido en las montañas del Himalaya, habitado por seres inmortales que viven en armonía con la naturaleza y el universo.


   En 1933, James Hilton escribió Horizontes perdidos, donde describe una ciudad basada en el mito de Shambala, la llamó Shangri-la, estaba poblada por un grupo de elegidos provenientes de distintas partes del mundo y gobernados por un misionero católico convertido en Dalai Lama. Frank Capra dirigió una deliciosa película con el mismo título.

El Potala tibetano, asociado a la leyenda de Shambala
   El mito de Shambala es una adaptación de otro mito hindú y es recogido en los escritos del Kalachakra Tantra, la más esotérica rama del budismo tibetano. En ellos se habla de una "tierra pura" donde sus habitantes han alcanzado la iluminación y viven felices en eterna juventud.


  Como muchos conceptos del Kalachakra Tantra la idea de Shambala tiene un significado oculto, aunque es un lugar físico, sólo acceden a él los que tienen el karma apropiado. Pero también es un lugar místico que simboliza el cuerpo, la meditación y la trascendencia.


   Los textos religiosos tibetanos hacen una descripción física del lugar: se creía tenía la forma de un loto de ocho pétalos porque estaba hecha de ocho regiones, cada una rodeada por un anillo de montañas. En el centro estaba la capital, Kalapa, con su palacio hecho de esmeraldas, diamantes y coral.


   La capital está rodeada de montañas de hielo que lucen con una luz cristalina y existe todo un entramado de túneles subterráneos que comunican todo el territorio. Los habitantes de Shambala poseen la capacidad de la clarividencia, de moverse a grandes velocidades y de materializarse y desaparecer.
Aquellos que alcanzaron a entrar en la ciudad nunca más volvieron, porque se quedaron allí o porque fueron destruídos.


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